Síntesis de la Serie Los Mitos Griegos inspiró las obras I

Obra «El Nacimiento de Afrodita Urania»: Síntesis

El nacimiento de Afrodita urania, acrílica sobre tela, 30×24″, 2011

Afrodita, Diosa del deseo, nace desnuda de la espuma del mar, fijó su residencia en Pafos, Chipre. La hierba y las flores brotaban de la tierra dondequiera que pisaba. En Pafos las Estaciones, hijas de Temis, se apresuraron a vestirla y adornarla, allí todavía es la sede principal de su culto, donde la imagen original se puede ver en las ruinas de un grandioso templo romano.

Algunos sostienen que Afrodita surgió de la espuma que se formó alrededor de los órganos genitales de Urano cuando Crono los arrojó al mar. Las palomas y los gorriones se caracterizaban por su lascivia y al pescado y los mariscos se los considera todavía afrodisíacos en todo el Mediterráneo.

 

 

 

 


Obra «Los temores de Crono«: Síntesis

Los temores de Cronos, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

La Madre Tierra y su moribundo padre Urano profetizaron que uno de sus hijos destronaría a Crono. En consecuencia, cada año devoraba a los hijos que le daba Rea: primeramente a Hestia, luego a Deméter y Hera, y más tarde a Hades y Posidón.

Rea estaba furiosa. Dio a luz a Zeus, su tercer hijo, en plena noche en el monte Liqueo de Arcadia, donde ninguna criatura proyecta su sombra y, después de bañarlo en el río Neda, lo entregó a la Madre Tierra, quien lo llevó a Licto en Creta y lo ocultó en la cueva de Dicte en el monte Egeo. La Madre Tierra lo dejó allí para que lo criaran Adrastea, una ninfa del Fresno, su hermana Io, hijas ambas de Meliseo, y la ninfa-cabra Amaltea. Rea había envuelto una piedra en pañales y la había entregado a Crono en el monte Taumacio de Arcadia y él la había devorado, creyendo que devoraba al niño Zeus, posteriormente Rea ayudó de buena gana a Zeus en su venganza y le proporcionó la pócima emética que Metis le había encargado mezclar con la bebida dulce de Crono. Cuando Crono hubo bebido en abundancia vomitó primeramente la piedra y luego a los hermanos y hermanas mayores de Zeus, estos salieron ilesos y, en agradecimiento, le pidieron que los encabezara en una guerra contra los Titanes, quienes eligieron al gigante Atlante como jefe, pues Crono había pasado ya de la flor de la vida.

 


Obra «El trato de Apolo y Hermes»: Síntesis

El trato de Apolo y Hermes, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

¿Qué tienes ahí? —le preguntó Apolo. En respuesta, Hermes le mostró la lira de concha de tortuga recién inventada por él, y utilizando el plectro, que también había inventado, tocó con ella una tonada tan arrebatadora, al mismo tiempo que cantaba en elogio de la nobleza, la inteligencia y la generosidad de Apolo, que éste le perdonó inmediatamente. Condujo al sorprendido y complacido Apolo a Pilos, tocando durante todo el camino, y allí le entregó lo que quedaba del ganado, que había ocultado en una caverna. —¡Hagamos un trato! —Exclamó Apolo—. Tú te quedas con las vacas y yo con la lira. —De acuerdo —contestó Hermes, y se estrecharon las manos. Mientras las vacas hambrientas pacían, Hermes cortó unas cañas, hizo con ellas una zampoña y tocó otra tonada. Apolo, complacido de nuevo, propuso: —Hagamos otro trato. Si me das esa zampoña yo te daré este cayado de oro con el que reúno mi ganado, y en el futuro serás el dios de todos los vaqueros y pastores. —Mi zampoña vale más que tu cayado —replicó Hermes—, pero haré el trueque si además me enseñas el augurio, porque parece ser un arte muy útil. —No puedo hacer eso —dijo Apolo—, pero si vas a ver a mis viejas nodrizas, las Trías que viven en el Parnaso, ellas te enseñarán a adivinar por medio de guijarros.

 


Obra «El maravilloso Toro de Creta»: Síntesis

El maravilloso Toro de Creta, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

Este toro es el que Poseidón hizo salir del mar cuando el rey Minos prometió ofrecer un sacrificio al dios; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños como semental en vez de sacrificarlo y el dios, enfurecido, hizo que la reina Pasífae se enamorara del animal y concibiera de él un hijo, el Minotauro.

Así pues, Heracles se presentó a Minos, que le autorizó para capturar al toro, si podía. Heracles consiguió subir a lomo del animal y lo condujo, a través del mar Egeo, hasta Micenas.

Euristeo, al ver al hermoso animal lo quiso ofrecer a Hera, pero la diosa lo rechazó al ver la ferocidad del toro, por lo que Euristeo lo dejó libre.

 

 

 

 


Obra «El incandescente mundo de Hefesto«: Síntesis

El incandescente mundo de Hefesto, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

Hefesto, el dios herrero, era tan enclenque cuando nació que su madre Hera, disgustada, lo arrojó desde la cima del Olimpo para librarse de la vergüenza que le causaba su aspecto lamentable. Pero sobrevivió a esa desventura sin daño físico porque cayó en el mar, donde Tetis y Eurinome, que estaban cerca, lo salvaron. Estas amables diosas lo retuvieron en su gruta submarina, donde instaló su primera fragua y recompensó la bondad de las diosas haciéndoles objetos ornamentales y útiles de todas clases. Un día, cuando habían transcurrido nueve años, Hera se encontró con Tetis, quien llevaba por casualidad un broche hecho por Hefesto, y le preguntó: «Amiga mía, ¿dónde encontraste esta joya maravillosa?» Tetis vaciló antes de contestar, pero Hera le obligó a decir la verdad. Inmediatamente llevó a Hefesto de vuelta al Olimpo, donde lo instaló en una fragua mucho mejor, con veinte fuelles que trabajaban día y noche, le agasajó mucho y arregló su casamiento con Afrodita. Hefesto era feo y de mal carácter, pero tenía mucha fuerza en los brazos y hombros y toda su obra era de una habilidad sin rival. En una ocasión hizo una serie de mujeres mecánicas de oro que le ayudaban en su fragua; podían incluso hablar y realizar las tareas más difíciles que él les encomendaba.

 


Obra «Io, y el último trabajo de Argo«: Síntesis

Io y el último trabajo de Argos, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

Io, hija del dios fluvial, Inaco, era una sacerdotisa de la Hera argiva. Zeus, sobre quien había lanzado un hechizo Iinge, hija de Pan y Eco, se enamoró de Io, y cuando Hera le acusó de infidelidad y transformó a Iinge en un torcecuello como castigo, mintió: «Nunca he tocado a Io». Luego la transformó en una vaca blanca, que Hera reclamó como suya y entregó para que la guardara a Argo Panoptes, ordenándole: «Ata en secreto este animal a un olivo en Nemea». Pero Zeus envió a Hermes a rescatarla y él mismo fue a Nemea —o, según dicen algunos, a Micenas— disfrazado de pájaro carpintero. El dios alado Hermes, el más inteligente de los ladrones, sabía que no podía robar a Io sin que lo viera alguno de los cien ojos de Argo, razón por la que se valió de las artes que había adquirido de Apolo, dios de la medicina y tocando su flauta le hizo dormir, lo aplastó con un canto rodado, le cortó la cabeza y libertó a Io. Hera, después de poner los ojos de Argo en la cola de un pavo real, como un recuerdo constante de su injusto asesinato, hizo que un tábano picase a Io y la persiguiese por el mundo entero.

 


Obra «El Rapto de Europa«: Síntesis

El Rapto de Europa, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

Zeus se enamoró de Europa y envió a Hermes para que condujera el ganado de Agenor a la costa del mar en Tiro, donde ella y sus compañeras solían pasear. Él mismo se unió al rebaño disfrazado de toro blanco como la nieve con grandes papadas y pequeños cuernos parecidos a gemas entre los cuales corría una sola raya negra. A Europa le llamó la atención su belleza y, viendo que era manso como un cordero dominó su temor y se puso a jugar con él poniéndole flores en la boca y colgando guirnaldas de sus cuernos; al final se sentó en su lomo y le dejó amblar con ella a cuestas hasta la orilla del mar, De pronto él se metió en el agua y comenzó a nadar, mientras ella miraba hacia atrás aterrorizada viendo cómo la costa se alejaba: con una mano se asía al cuerno derecho y con la otra sostenía todavía un cesto de flores. Zeus salió a tierra cerca de Cortina, en Creta, se transformó en águila y convivió maritalmente con Europa en un bosquecillo de sauces junto a un arroyo, o, según dicen algunos, bajo un sicómoro siempre verde. Ella le dio tres hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón. Agenor envió a sus hijos en busca de su hermana y les prohibió que volvieran sin ella.

 


Obra «El triunfo de Teseo«: Síntesis

El triunfo de Teseo sobre Minotauro, acrílica sobre tela, 30×24 pulgadas, 2011

Teseo, hijo de Egeo, se había ofrecido llevar la ofrenda de sacrificio que su pueblo debía pagar cada año al monstruo para aplacar su sed de sangre. El héroe tenía como misión, eliminar al monstruo y librar a su pueblo del injusto tributo. Se dice que fue un protegido de Afrodita, razón por la que, la hija de Minos, Ariadna hermanastra del Minotauro, se enamoró de él a primera vista y le prometió ayudarle a cumplir su misión si este le prometía llevarla a Atenas como su esposa. Teseo aceptó de buena gana ese ofrecimiento y le prometió casarse con ella. Ella le entrega el ovillo de hilo mágico que Dédalo, antes de salir de Creta, le había entregado. Ariadna dijo a Teseo que debía abrir la puerta de entrada y atar al dintel el extremo suelto del hilo; el ovillo iría desenredándose y disminuyendo a medida que avanzase, tortuosamente y dando muchas vueltas, hacia el recinto más recóndito donde se alojaba el Minotauro y lo instó a seguir el hilo hasta que llegara a donde dormía el monstruo, al que debía asir por el cabello y sacrificar a Posidón. Luego podría volver siguiendo el hilo, que iría enrollando y formando de nuevo el ovillo.

 

 

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