Por Gamal Michelen.
Dustin utiliza los ocres con una maestría que nos hace detener la vista y escudriñar en este lenguaje fabricado por líneas, masas y tonos para hacernos partícipes de la fascinación de habitar un espacio imaginario prestado.
Cualquier engendro de la genial mente de Leonardo se puede convertir en un pretexto para que este artista nos entregue una composición donde conviven la fantasía y el oficio depurado, construyendo así una verdadera obra de arte.
Debemos destacar la libertad con que el pintor arma los elementos en la tela sin lastimar la armonía de la obra.
Gamal Michelen
Crítico de Arte
Miembro de la AICA y de la ADCA, 2001