Por Marianne de Tolentino.
Dustin Muñoz presenta en la Capilla Nuestra Señora de los Remedios una hermosa, generosa y esperada exposición individual, con hondo sentido gráfico y plástico, que cohabita óptimamente con muros y arquitectura secular. Un encuentro de las artes marcó la inauguración: el proyecto Músicabierta y la Academia Dominicana de Música, bajo la dirección de Darwin Aquino, ofrecieron un programa de música contemporánea dominicana, una revelación de talentos jóvenes tanto en la interpretación como en la composición, entre frescor, dominio y convicción.
Hubo la tan anhelada correspondencia entre las expresiones artísticas: la música y las artes visuales. Fue además un “acorde perfecto”, pues Dustin Muñoz, pintor contemporáneo, no nos proporciona desarrollos pictóricos corrientes, ni una fruición estética habitual.
La exposición. Dustin Muñoz propone estructuras extrañas donde las formas se juntan, se aprietan, se entrecortan, para ir creando ritmos acentuados por las combinaciones cromáticas entre tonalidades mediatizadas y luminosas. Parte de estos montajes y, recordando tal vez el cubismo, él instala, según una geometría sensible en la superficie, planos geométricos contiguos y superpuestos, inmersos en una atmósfera casi biomórfica, infinitas modulaciones y profundidades.
En el surrealismo poético de sus cosmogonías, él dispone pequeñas formas a menudo no identificables, pero que lucen familiares, en un espacio irreal, ensemblándolas, disociándolas según una fantasía controlada por la impecable factura. Ese universo dista mucho de la improvisación y la escritura automática del surrealismo primigenio: es un lenguaje surrealizante del Caribe, fantástico y mágico.
Si, en la historia del arte, esas variaciones objetuales podrían recordarnos a los “grotescos” antiguos (“grotteschi”, en italiano), espacios poblados de pequeños elementos de todas clases, retomados en el clasicismo, el artista dominicano no hace en absoluto una pintura decorativa u ornamental. El tema y tesis de la obra se fundamenta en la memoria personal y la cultura nacional… incluyendo hasta referencias amerindias. De ahí surgen motivos y motivaciones que cuestionan incansablemente la verdad y el medio ambiente: el cuadro empieza a funcionar como el argumento de una novela llevada por sus personajes, más allá de las intenciones del autor.
Ilusión de realidad. Aparentemente, Dustin se apropia de objetos de consumo o de desechos. No obstante, si miramos cuidadosamente, nos percatamos de que él no transcribe en una figuración representativa morfologías de la vida cotidiana. Él las libera, las interviene, las transforma, las acumula, en un ensamblaje pictórico heteróclito, pero con un sentido infalible de la proporción y de la medida. Su “sistema” iconográfico es sutil y riguroso, inventivo e insólito. A la primera mirada, nos puede comunicar, pues, una ilusión de la realidad, pero el creador produce una ficción, la suya, que mezcla entonces artefactos observados, “cosas” imaginarias –la mayoría–, fragmentos y restos. Lejos de sugerir escombros reunidos y reubicados, estas extrañas composiciones construyen metáforas pictóricas, que no nos cansamos de descifrar. No obstante tengamos gran prudencia al indagar una banal interpretación y dejemos fluir el misterio…
Ahora bien, Dustin dibujante consumado y meticuloso, saca al mismo tiempo sorprendentes acordes cromáticos, atento a las armonías de aquellos elementos más inventados que plasmados, que también nos parecen familiares en el colorido. La sombra se vuelve claridad, el fondo de tierra quemada se ilumina.
Zoom
Una pintura singular
La pintura diferente de Dustin Muñoz ofrece un medio de expresión singular, siendo a la vez fuerte, delicada y exigente. Este excelente artista y gestor cultural debería ser menos discreto y exponer más. Ahora bien, esa mesura tal vez explica la seriedad y el esmero de su obra.
Por: Marianne de Tolentino, Crítico de Arte
Periódico Hoy. 9 octubre, 2009
Link: http://hoy.com.do/creacionen-la-capilla-de-los-remedios-la-pintura-diferente-de-dustin-munoz/