Aunque desde hace tiempo conocía las pinturas de Dustin Muñoz, fue en la Convención Date 04 de Puerto Plata cuando tuve la ocasión de conocer al artista y admirar más cercanamente su trabajo pictórico.
A primera impresión la obra de Dustin Muñoz es un intrincado laberinto de señales y de signos que apuntan siempre a planos subsiguientes y cada vez más profundos, donde no sólo se advierten ecos y sonoridades, sino toda una madeja de senderos, de interpretaciones y de opciones posibles.
Puede usted, por ejemplo, aducir que la obra de Muñoz nos refiere al apretado mundo de las fabelas y de los barrios marginados. O a un microcosmos agigantado o a los muros urbanos o a los amarres, ataduras, velámenes y nudos de ciertos barcos o de ciertos sistemas políticos.
Lo cierto es que estas referencias visuales están cargadas de sentido. Una luz las toca y las hace creíbles. El color, generalmente en la onda de los sepias y las tierras, es secundario ante la fuerza de las texturas y de la maraña de manchas y veladuras con las que el artista consigue que exploremos junto a él las casi infinitas e insondables maneras de acercarnos a una imagen.
Por Fernando Ureña Rib
Pintor y Crítico de arte
Página web: www.latinartmuseum.net
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