Por Dustin Muñoz.
Mis tres obras sobre Señales de inseguridad en la Bienal Nacional de Artes Visuales. Sí, esa misma inseguridad que nos golpea a todos y que los hierros, los rollos de alambres sobre las paredes y los portones de autoencarcelamiento constituyen testigos silentes de lo que ocurre dentro y fuera.
¿Qué mejor estructura bidimensional para tratar el tema que las propias puertas?, ¿Qué cosa puede ser más contemporánea? Esas puertas -su peso visual- que nos parecen ya artefactos tan cotidianos muestran la inseguridad en que vivimos.
Ellas absorben la inseguridad del tránsito, del vehículo que te sigue o del sospechoso motorista que aparece de repente de forma intempestiva para atracarte, o el simulacro de un pseudo accidentado que demanda tu auxilio y resulta ser un delincuente…; o la violencia de género, la garantía de alejamiento de las partes, la inseguridad de si está preso o suelto el agresor…; y, la inseguridad que genera exhibir progreso material de todo tipo, su incidencia en los estados de depresión que merman la calidad de vida.
Y por qué no, la propia inseguridad que genera a posteriori la exhibición misma de estas obras respecto a lo difuso del juicio crítico del soberano, si tomamos la impresión mostrada por los propios espectadores.
Todo eso forma parte de la inseguridad que nos acompaña que es una muestra del triunfo del relativismo y del subjetivismo.