«Terra lux», de Dustin Muñoz, su hermenéutica del color

Por Julio Cuevas.

Colores de tierra, lo gris, el rojo, ocre oscuro, sepia y luces que traspasan los sentidos del ser, fluyen como trampas del escenario, desde cada una de las pinceladas que están plasmadas en estos relatos pictóricos.

«Terra lux»  es algo más que un enunciado o el título de una exposición pictórica. «Terra lux», es el significante y el significado, de un resultado creativo.

 «Terra lux»:, es la hermenéutica del color y del potencial estético de un pintor, en este caso específico, de un  pintor neoclásico y transformador, llamado Dustin Muñoz (Loma de Cabrera, República Dominicana,  1972).

Uno, como sujeto espectador, responde a la convocatoria de observar una exposición de pinturas que rompen con el ensamblaje normal de cuadros hechos para grandes murales que abracen las paredes, sin dejar espacio para el parpadeo, porque lo que allí nos espera, a cada paso, nos convoca a activar la mirada y el pensar.

Colores de tierra, lo gris, el rojo, ocre oscuro, sepia y luces que traspasan los sentidos del ser, fluyen como trampas del escenario, desde cada una de las pinceladas que están plasmadas en estos relatos pictóricos.

Dije «relatos pictóricos» y lo resalto en negritas y comillas, porque es una narración de la experiencia cotidiana del pintor, la que nos cuenta y nos dice del acontecer, en cada una de las obras allí presentadas, sin dejar de plasmar, en cada obra, su poética pictórica.

Hay allí una hermenéutica del color, un descifrar la magia de la pintura, convertida en manifestación, dentro y fuera del escenario. 

En «Terra lux» hay una expresión filosófica de la vida, hay una rebeldía del sujeto-creador, en reclamo de sus creencias y de sus identidades, como artista en inconformidad con la realidad tangible que nos rodea.

Esta es la una exposición renovadora, porque sin levantar consignas, ni banderas, asume una protesta contra el estatus quo, contra las fake news y la miseria espiritual y material del ser humano.

Si procuramos rebuscar en la técnica empleada, hay un uso de recursos mixtos que bordean entre la realidad y la ficción. Hay momentos, en que usted cree que es algo surrealista, lo cual se percibe, pero, luego, entra a la expresión de lo anecdótico,  y, a veces, en la construcción de nuevas escenas propias del actual ambiente viral y enfermizo que nos acorrala, con el COVID y la «viruela del mono».

Son pinturas que prefijan un  permanente valor artístico, por encima de su mensaje textual o cromático. 

Hay una constante ruptura con lo existente, lo que hace que esta exposición responda a una necesidad de transformación del contexto vivencial.

No puedo dejar de resaltar la espiritualidad que envuelve el pensamiento del artista, quien la  expresa en imágenes celestiales, vinculadas a la religiosidad judeocristiana, católica, aunque, no es extraño que lleve esa religiosidad a lo mundano o terrenal.

«Terra lux» rompe con el código del retratista, para incorporar al pintor, comprometido  con el comunicar de los símbolos, sin dejar de darle valor  a su idealización, como sujeto creador.

Esta es una exposición que nos cuestiona, como seres humanos, y nos tira al desnudo la interrogante del por qué esta indescriptible injusticia mundial,  con sus riquezas en manos de unos cuantos, en desmedro de millones de rostros y estómagos en la extrema pobreza (¿?).

Ya les dije, se trata de una exposición protesta. Es un reclamo de cambio de vida, desde el color y sus misterios. 

 Aquí se revela la dimensión de un artista contemporáneo, nuestro, que no ha sido asumido desde su más justa dimensión artística.

Nuesro país, carente de una política cultural eficaz, desde hace muchos años, no desde ahora, no merece que un creador de esa nagnitud, siga en un silencio ineplicable, con una Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), muda, a nivel nacional y a nivel internacional. 

 Es el momento de romper fronteras y proyectar su trabajo, más allá de nuestras embajadas, consulados y espacios de promoción turística, a nivel mundial. «Terra lux», es una voz cromática que debe escucharse a nivel global.

Texto íntegro tomado de: «Terra lux», de Dustin Muñoz, su hermenéutica del color | Acento